Los síntomas del COVID-19 generalmente comienzan a aparecer entre 2 a 14 días después de la exposición al virus. Los síntomas más comunes incluyen fiebre, tos, y dificultad para respirar. Algunas personas pueden experimentar otros síntomas como fatiga, dolores musculares, y pérdida del sentido del gusto o del olfato. Es importante monitorizar cualquier síntoma después de una posible exposición y seguir las directrices de las autoridades sanitarias locales para el testing y la cuarentena.

La duración de los síntomas de COVID-19 puede variar significativamente de persona a persona. En muchos casos, los síntomas leves como la tos y la fiebre se resuelven en una o dos semanas. Sin embargo, en casos más graves, los síntomas pueden persistir por semanas o incluso meses. Factores como la edad del paciente, su estado de salud previo, y la presencia de condiciones subyacentes pueden influir en la gravedad y duración de los síntomas.

La variante Omicron de COVID-19 ha mostrado una tendencia a producir síntomas más rápidamente después de la exposición, generalmente entre 3 a 5 días. Los síntomas reportados con más frecuencia incluyen fatiga, dolores de cabeza y dolor de garganta, que son más leves en comparación con las variantes anteriores del virus. Aunque Omicron se asocia con una tasa de transmisión más alta, los datos preliminares sugieren que los casos severos son menos comunes, especialmente entre las personas vacunadas.